Inicio » Clima » Datos y trayectoria del asteroide 2024 YR4: todo lo que debes saber hasta hoy

Asteroide 2024 YR4

El asteroide 2024 YR4 ha sido, sin duda, la gran estrella de la ciencia espacial en los últimos meses. Desde su descubrimiento a finales de 2024, su posible trayectoria hacia la Tierra y, ahora, su giro hacia la Luna, ha encendido la alarma planetaria y ha movilizado a observatorios, agencias y expertos de todo el mundo. Pero, ¿qué sabemos realmente sobre su tamaño, comportamiento, riesgos y las respuestas internacionales que ha provocado?

En las próximas líneas vamos a realizar un recorrido integral por todos los aspectos relevantes del asteroide YR4: desde los detalles técnicos de su descubrimiento, las variaciones en la estimación de su trayectoria, el papel de la ONU y las agencias espaciales, hasta los escenarios más recientes con la ayuda de observatorios terrestres y el telescopio espacial James Webb. Si quieres estar al día y entender qué riesgos, certezas y oportunidades científicas ofrece este visitante cósmico, aquí tienes todo lo que necesitas saber.

Trazando la historia: cuándo y cómo se descubrió el 2024 YR4

El 27 de diciembre de 2024 quedará marcado en el calendario de la astronomía como la fecha en la que se detectó por primera vez el asteroide 2024 YR4. Este importante hallazgo fue realizado por el Sistema de Última Alerta de Impacto Terrestre de Asteroides (ATLAS) en Chile, apenas dos días después de que el objeto pasara a unos 828.800 kilómetros de la Tierra. Su descubrimiento no solo alertó a la comunidad especializada, sino que también puso en marcha una intensa campaña internacional de seguimiento y análisis, coordinada por la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la International Asteroid Warning Network (IAWN).

En los días siguientes, el asteroide fue incluido en las listas de riesgo de impacto y se inició una recopilación de datos sin precedentes. Según las primeras observaciones, se trataba de un objeto de entre 40 y 90 metros de diámetro, clasificado como un NEO (objeto cercano a la Tierra) de tipo Apolo, es decir, con una órbita que cruza la de nuestro planeta.

Dimensiones, rotación y forma: ¿cómo es el asteroide YR4?

Trayectoria asteroide 2024 YR4

El tamaño del YR4 ha sido motivo de especulación y sucesivas revisiones. Inicialmente se estimó entre 40 y 90 metros, aunque las mediciones más recientes con el telescopio espacial James Webb y observatorios terrestres como el Gemini Sur han afinado la cifra hacia los 60 metros de diámetro. Esta variación se debe, sobre todo, a la dificultad para saber cuánto refleja la luz su superficie, pues un objeto más grande pero oscuro puede parecerse en brillo a uno más pequeño y reflectante.

Uno de los descubrimientos más curiosos sobre el YR4 es su forma inusual, similar a un disco de hockey, cuando lo habitual en asteroides es encontrar geometrías más irregulares, como patatas o peonzas. Además, su periodo de rotación es muy rápido: completa una vuelta cada 19-20 minutos. Analizando su brillo y las curvas de luz obtenidas desde múltiples telescopios, los científicos han determinado que se trata de un asteroide de tipo S, es decir, rico en silicatos, con una composición mayoritariamente rocosa.

Órbita, acercamientos y la famosa fecha de 2032

2024 YR4 sigue una órbita muy elíptica alrededor del Sol, que lo lleva periódicamente a cruzar la de la Tierra. El asteroide alcanzó su perihelio el 22 de noviembre de 2024 y realizó un paso cercano a la Tierra el 25 de diciembre, apenas dos días antes de ser descubierto. En esa ocasión, estuvo a menos de 830.000 kilómetros de nuestro planeta y a unos 488.000 kilómetros de la Luna. Su próximo acercamiento relevante será el 17 de diciembre de 2028, cuando estará a aproximadamente 7,9 millones de kilómetros, una distancia que, aunque considerable en términos humanos, para la astronomía es lo suficientemente cercana como para permitir nuevas observaciones claves.

La fecha que más titulares ha acaparado es, sin duda, el 22 de diciembre de 2032. Los primeros cálculos atribuyeron al asteroide una probabilidad de impacto con la Tierra de hasta el 3,2%, lo que le valió alcanzar el nivel 3 en la escala de Turín, una referencia mundial para comunicar el riesgo de colisión de objetos espaciales. Esta calificación implica que el objeto merece “atención especial” pero no representa una amenaza inminente para la humanidad. La probabilidad de impacto ha ido fluctuando a medida que los astrónomos afinaron sus cálculos y se han añadido nuevas observaciones, tanto desde la Tierra como desde el espacio.

Actualización del riesgo: ¿hay amenaza real para la Tierra?

Durante los meses siguientes al hallazgo, la incertidumbre sobre la trayectoria del YR4 ha reducido a medida que se recibían cientos de observaciones adicionales de telescopios de todo el mundo. La probabilidad de colisión con la Tierra, que inicialmente preocupaba a la comunidad internacional, ha ido descendiendo gradualmente, pasando del 1% inicial, subiendo hasta un máximo del 3,1% y, finalmente, cayendo hasta valores prácticamente nulos tras las nuevas campañas con instrumentos de última generación como el James Webb.

Este sofisticado telescopio espacial, observando en el infrarrojo, fue esencial no solo para conocer el tamaño y la naturaleza del asteroide, sino también para medir con altísima precisión su posición y velocidad. Gracias a las imágenes obtenidas en marzo y abril de 2025, los expertos han podido descartar prácticamente cualquier riesgo para nuestro planeta en 2032, quedando la probabilidad de impacto en la Tierra por debajo del 0,0011%.

Aunque la incertidumbre persiste en los modelos orbitales, se espera que se reduzca todavía más durante el sobrevuelo de 2028, cuando se prevé que una nueva campaña de observaciones permita trazar la órbita del asteroide con detalle milimétrico.

Riesgo de impacto con la Luna: ¿y si golpea nuestro satélite?

asteroide 2024 YR4 contra la tierra

 Despejadas las alarmas sobre un posible choque con la Tierra, la atención científica se ha trasladado a la Luna. Las últimas simulaciones estiman la probabilidad de impacto lunar en torno al 4%, lo que en términos astronómicos, aunque bajo, resulta mucho más relevante que la opción terrestre. Para los astrónomos, lejos de suponer una preocupación, la posibilidad de que el YR4 impacte sobre la superficie lunar se presenta casi como una oportunidad histórica.

La razón es sencilla: sería la primera vez que se podría estudiar en directo el efecto de un impacto con todos los datos orbitales y físicos del asteroide conocidos de antemano. Así, telescopios y sondas podrían medir en tiempo real el cráter, analizando la relación entre el tamaño del objeto, la energía liberada y la morfología resultante en la Luna. Algunos científicos consideran incluso que el destello podría ser visible desde la Tierra, ofreciendo un espectáculo no solo para la investigación, sino también para el público general.

Zonas de riesgo en la Tierra: ¿dónde habría podido caer?

A lo largo de los primeros meses de seguimiento, tanto la ESA como la NASA y otros organismos internacionales han realizado complejos cálculos para delimitar el “corredor de riesgo” sobre la superficie terrestre. Las simulaciones iniciales señalaban como áreas potencialmente afectadas una franja geográfica que atraviesa el océano Pacífico oriental, pasa por el norte de Sudamérica (principalmente Colombia, Venezuela y Ecuador), cruza el océano Atlántico, África occidental y central, y llega hasta el sur de Asia, especialmente la India.

Sin embargo, todos estos escenarios se basan en proyecciones sujetas a la enorme incertidumbre orbital inicial. A medida que se refina la órbita, el corredor de riesgo se hace más estrecho y la probabilidad de impacto en tierra firme cae aún más. En cualquier caso, la posibilidad de que el asteroide impactase sobre el mar generando un tsunami fue discutida en profundidad, especialmente por expertos de países costeros que identifican este tipo de eventos como el principal riesgo secundario, incluso para zonas alejadas del punto de impacto directo.

¿Qué daños podría causar YR4 si llegase a impactar?

La potencia destructiva del YR4 depende de varios factores: el tamaño exacto, la composición, la velocidad y el ángulo de entrada en la atmósfera. Con una masa estimada por la NASA en 220 millones de kilogramos y una densidad típica de asteroides rocosos (2,6 g/cm³), su energía de impacto superaría las 7,7 megatoneladas de TNT. En la práctica, esto quiere decir que un choque directo podría destruir ciudades enteras, generando un cráter de hasta un kilómetro de diámetro y arrasando zonas de hasta 50 kilómetros alrededor.

Aunque el escenario más plausible es que el objeto explote en el aire, como sucedió en Tunguska (Siberia) en 1908, liberando la mayor parte de su energía en la atmósfera y creando una onda expansiva capaz de derribar bosques y edificios. Si el impacto se produjera en una zona oceánica, la comunidad científica estima que la generación de un tsunami de proporciones catastróficas no es probable, aunque sí podrían producirse olas peligrosas a nivel local.

Por tanto, la amenaza sería siempre localizada, no global. La comparación con eventos históricos como el cráter Barringer (Arizona) o el impacto de Cheliábinsk en 2013 ayuda a dimensionar sus posibles consecuencias.

Monitoreo internacional: protocolos y acciones coordinadas

El asteroide YR4 ha sido el primero en activar, de forma oficial y coordinada, el Protocolo de Seguridad Planetaria de la ONU. Esto ha implicado movilizar a la International Asteroid Warning Network, el Grupo Asesor de Misiones Espaciales (SMPAG) y a las principales agencias espaciales internacionales. El objetivo: garantizar la vigilancia continua y desarrollar estrategias de defensa si el riesgo no pudiera descartarse totalmente.

Desde el principio, los científicos han destacado la importancia de las observaciones continuas y el perfeccionamiento constante de los sistemas de alerta y cálculo orbital. De hecho, la probabilidad de impacto cambió varias veces durante las primeras semanas no solo por la recopilación de más datos, sino también por fenómenos como la influencia de la radiación solar en la trayectoria (efecto Yarkovsky) y otras fuerzas no gravitacionales que, en estos objetos pequeños, pueden desplazar su órbita de manera significativa.

El Centro de Planetas Menores ha llegado a registrar más de 400 observaciones del YR4 en sólo tres meses. A medida que el asteroide se aleje de la Tierra y entre en una zona menos observable, los astrónomos confían en que los observatorios espaciales y los radares terrestres más potentes aporten datos adicionales en las próximas ventanas de observación.

Defensa planetaria: ¿es posible desviar un asteroide como YR4?

Datos y trayectoria del asteroide 2024 YR4: todo lo que debes saber hasta hoy

El caso de YR4 ha supuesto un ensayo a gran escala de los protocolos de defensa planetaria. A raíz del éxito de la misión DART de la NASA en 2022, que consiguió desviar el curso de un pequeño asteroide al impactar contra él con una sonda, la comunidad internacional se mostró confiada en que, si el riesgo de colisión no se pudiera descartar en 2028, sería viable lanzar una misión similar con el objetivo de modificar su órbita lo suficiente para evitar el choque contra la Tierra.

No obstante, la decisión sobre un posible desvío no es sencilla, ya que la dirección en la que empujar el asteroide podría tener consecuencias geopolíticas, especialmente si el nuevo corredor de riesgo pasa por distintas regiones habitadas. Por ello, la coordinación internacional y la anticipación son elementos clave.

Por último, los expertos subrayan la importancia del seguimiento y la colaboración global ante este tipo de amenazas naturales, que, aunque poco probables, pueden tener consecuencias devastadoras en zonas localizadas del planeta.

Lecciones aprendidas y perspectivas de futuro

El episodio del asteroide YR4 ha dejado varias enseñanzas para la comunidad científica y para la opinión pública. La primera, y quizá más importante, es que la ciencia actual es capaz de detectar, rastrear y calcular con antelación el riesgo de objetos potencialmente peligrosos. El trabajo conjunto entre organismos, la publicación transparente de datos y la inversión sostenida en sistemas de observación han permitido pasar, en pocos meses, de un escenario de incertidumbre a uno de casi total tranquilidad.

Además, el caso ha servido para afinar las técnicas de observación, mejorar los modelos orbitales y poner a prueba los protocolos internacionales. Y, aunque el riesgo específico de YR4 ha sido finalmente descartado, el seguimiento continuará, ya que el asteroide volverá a estar en el punto de mira en 2028, durante su próxima aproximación significativa a la Tierra.

El seguimiento del 2024 YR4 ha sido un extraordinario ejemplo de cooperación internacional en la ciencia espacial y de cómo el conocimiento y la tecnología avanzan para protegernos frente a riesgos naturales. Aunque este visitante cósmico finalmente no represente una amenaza inmediata, su paso ha generado una oportunidad única para estudiar en profundidad la dinámica de los asteroides y afinar los sistemas de prevención ante futuras amenazas. La atención seguirá puesta en su trayectoria, esperando a que la ciencia siga arrojando luz —y tranquilidad— sobre nuestro futuro planetario.