Inicio » Clima » Química de la capa de ozono: composición y reacciones clave para su estabilidad

Capa de ozono esquema

La capa de ozono desempeña un papel fundamental en la protección de la vida sobre la Tierra, actuando como un escudo natural frente a la radiación ultravioleta (UV) procedente del Sol. Entender la composición, las complejas reacciones químicas que tienen lugar en ella y los factores que influyen en su estabilidad es clave para comprender tanto su relevancia ambiental como los riesgos asociados a su deterioro.

Desde el descubrimiento de la capa de ozono y los avances científicos sobre su química ambiental, la preocupación social y política ha ido en aumento, impulsando tratados internacionales y modificaciones en los hábitos de consumo y producción. A continuación, te presentamos una guía detallada y exhaustiva, en un lenguaje cercano y completamente renovado, sobre todo lo que necesitas saber acerca de la química de la capa de ozono, su composición, los mecanismos de formación y destrucción, y los retos actuales y futuros que enfrenta.

¿Qué es el ozono y dónde se encuentra?

El ozono (O3) es una forma alotrópica del oxígeno, constituida por tres átomos de este elemento. Es un gas incoloro o ligeramente azulado en altas concentraciones y destaca por su fuerte olor característico, perceptible incluso en muy pequeñas cantidades tras una tormenta eléctrica o en ciertas condiciones ambientales. El ozono juega roles muy diferentes según el lugar de la atmósfera donde se encuentra, lo que hace necesario distinguir entre dos grandes ubicaciones: la estratosfera y la troposfera.

En la estratosfera, entre los 15 y 50 km de altitud, se encuentra alrededor del 90% del ozono presente en toda la atmósfera. Esta zona se denomina habitualmente capa de ozono, vital para la vida en la Tierra, ya que filtra las radiaciones ultravioleta perjudiciales. Si todo el ozono estratosférico se comprimiese a la presión del nivel del mar, su espesor sería de apenas 3 mm, pero esa fina capa es indispensable para protegernos de problemas como el cáncer de piel o las cataratas oculares.

En la troposfera, es decir, desde la superficie hasta aproximadamente 15-18 km de altitud, el ozono es considerado un contaminante secundario. Aquí, lejos de protegernos, puede provocar irritaciones, problemas respiratorios y contribuir al smog fotoquímico, uno de los principales problemas de contaminación atmosférica en las grandes ciudades y zonas industriales.

Propiedades químicas y físicas del ozono

El ozono es uno de los oxidantes más potentes presentes en la naturaleza. Se trata de una molécula inestable, ya que sus tres átomos de oxígeno tienden a separarse fácilmente, regresando a la forma diatómica (O2). Su densidad es de 2,14 kg/m³ y es altamente soluble en agua —aunque mucho menos estable que en el aire, con una vida media de aproximadamente 20 minutos frente a las 12 horas que puede durar como gas ambiente.

Su punto de fusión es de -192 ºC y su punto de ebullición -112 ºC, volviéndose azulado en altas concentraciones. Al ser un oxidante muy fuerte, el ozono reacciona rápidamente con otras moléculas y compuestos, especialmente aquellos que contienen nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles o halógenos como el cloro y bromo.

El ciclo del ozono en la estratosfera: formación y destrucción natural

Química de la capa de ozono: Composición y reacciones que influyen en su estabilidad-7

El conocimiento sobre los mecanismos de formación y destrucción de ozono estratosférico fue consolidado por el físico Sydney Chapman en 1930, a través de una serie de reacciones fotoquímicas conocidas como el ciclo de Chapman. Este ciclo explica cómo, en condiciones naturales, la cantidad de ozono se mantiene relativamente constante gracias al equilibrio entre su formación y destrucción.

Formación de ozono estratosférico: Todo comienza cuando la radiación ultravioleta de alta energía (longitud de onda menor a 240 nm, categoría UV-C), incide sobre moléculas de oxígeno (O2). Esta radiación suficientemente energética rompe (disocia) las moléculas de O2 en átomos de oxígeno individuales (O).

  • O2 + radiación UV → O + O
  • O + O2 + M → O3 + M (donde M es cualquier molécula neutra, generalmente N2 u O2, que absorbe el exceso de energía y estabiliza la molécula de ozono).

Por tanto, la zona de mayor producción de ozono es la estratosfera ecuatorial, ya que allí es donde incide más intensamente la radiación ultravioleta. No obstante, los vientos estratosféricos distribuyen el ozono hacia latitudes polares.

Una vez formado, el ozono absorbe la radiación UV-B, lo que lleva a su descomposición en O2 y un átomo de oxígeno, en una reacción inversa:

  • O3 + radiación UV → O2 + O

En condiciones naturales, el oxígeno atómico también puede reaccionar con el ozono para formar dos moléculas de oxígeno diatómico:

  • O3 + O → 2 O2

Este conjunto de reacciones mantiene la concentración de ozono equilibrada siempre que no entren en juego factores externos que alteren dicho balance. Sin embargo, este delicado equilibrio es fácilmente alterable por la acción de ciertas moléculas y radicales introducidos por la actividad humana.

Puedes ampliar sobre cómo se forma la capa de ozono en este artículo .

Importancia ecológica de la capa de ozono

evolucion capa de ozono

La capa de ozono es esencial para la vida tal y como la conocemos. Actúa como un escudo que filtra la mayor parte de la radiación ultravioleta-B y C del Sol, evitando que lleguen a la superficie terrestre. Sin este filtro natural, la radiación UV sería letal para la mayoría de los seres vivos y afectaría tanto a los ecosistemas terrestres como acuáticos.

Entre las consecuencias de un aumento de radiación UV-B por el deterioro de la capa de ozono destacan:

  • Incremente de casos de cáncer de piel y cataratas en humanos.
  • Alteración del sistema inmunológico, propiciando un aumento de enfermedades.
  • Reducción de la productividad agrícola y forestal debido a daños en cultivos y bosques.
  • Afectación de los ecosistemas acuáticos, especialmente de organismos planctónicos sensibles a la radiación.
  • Perturbaciones en la cadena trófica y la fotosíntesis en organismos vegetales.

Además, el ozono estratosférico es responsable del aumento de la temperatura en la estratosfera, al absorber la radiación UV y transformarla en calor, lo que determina la estructura térmica de la atmósfera terrestre y la estabilidad climática.

Ozono troposférico: el contaminante olvidado

En contraposición al ozono estratosférico, el ozono presente en la troposfera es un contaminante secundario creado por reacciones fotoquímicas entre óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos orgánicos volátiles (COVs) y la acción de la luz solar. Estos precursores provienen principalmente del tráfico rodado, procesos industriales y emisiones biogénicas.

El ozono troposférico:

  • Contribuye a la formación de smog fotoquímico, especialmente en verano y en zonas anticiclónicas.
  • Es tóxico para la salud humana, provocando irritación de ojos, garganta, problemas respiratorios y agravando enfermedades como el asma.
  • Provoca daños en la vegetación y reduce el rendimiento de cultivos.
  • Contribuye al calentamiento global como gas de efecto invernadero.

Sus niveles aumentan durante las horas centrales del día, especialmente en zonas rurales y en la periferia de las grandes urbes, ya que ahí es donde hay menor tráfico y, por tanto, menor consumo del ozono generado.

Destrucción de la capa de ozono: causas y consecuencias

mejora de la capa de ozono

Durante gran parte del siglo XX, se pensaba que el equilibrio del ciclo del ozono era inalterable. Sin embargo, la introducción de nuevas sustancias químicas, especialmente los compuestos clorofluorocarbonados (CFCs), halones y bromuros, alteró radicalmente este balance.

Los CFCs –compuestos con cloro y flúor–, usados extensamente en refrigeración, aire acondicionado, aerosoles y espumas, resultaron ser sumamente estables y capaces de alcanzar la estratosfera sin degradarse. Una vez allí, la radiación ultravioleta los descompone, liberando átomos de cloro y bromo extremadamente reactivos.

Un solo átomo de cloro puede destruir hasta 100.000 moléculas de ozono antes de ser eliminado por procesos atmosféricos. Estas reacciones se producen en ciclos catalíticos, donde el catalizador (el halógeno) sale íntegro y puede seguir destruyendo más ozono:

  • Cl + O3 → ClO + O2
  • ClO + O → Cl + O2

El ciclo vuelve a empezar, generando un daño multiplicado a lo largo del tiempo.

Puedes consultar en qué consiste la destrucción de la capa de ozono.

El agujero de la capa de ozono

A partir de la década de los 80, los satélites y las estaciones de medición en la Antártida detectaron una preocupante disminución del grosor de la capa de ozono durante la primavera austral. Se alcanzaron descensos de hasta un 70% en la concentración de ozono sobre el Polo Sur durante septiembre y octubre.

El término “agujero de ozono” se emplea para denominar a las zonas donde el contenido de ozono total cae por debajo de 220 Unidades Dobson (UD). Las imágenes satelitales muestran cómo, cada primavera, gran parte de la Antártida queda cubierta por esta “zona de vacío”, afectando incluso regiones pobladas del hemisferio sur.

El agujero de ozono ha llegado a abarcar durante varias semanas superficies superiores a 25 millones de km2, casi el doble del continente antártico. En septiembre de 2006, se llegó a registrar el valor histórico más bajo, con apenas 85 UD sobre la región oriental de la Antártida.

Más detalles sobre la evolución del agujero de ozono.

Impactos en la salud y los ecosistemas

La disminución del ozono estratosférico conlleva graves consecuencias para la salud pública y el medio ambiente. La radiación ultravioleta-B que no es filtrada puede penetrar hasta la superficie, aumentando la incidencia de:

  • Cáncer de piel (melanoma y no melanoma)
  • Cataratas y daños oculares
  • Supresión del sistema inmunológico
  • Reducción en el rendimiento de cultivos sensibles y alteraciones en los ciclos de los ecosistemas acuáticos
  • Problemas en la vida marina, especialmente en etapas larvarias de fitoplancton y peces

En la troposfera, la presencia de ozono está asociada a problemas respiratorios y cardiovasculares, especialmente en grupos vulnerables como ancianos, niños, embarazadas o personas con enfermedades crónicas.

La Unión Europea y la Organización Mundial de la Salud han establecido límites para la exposición al ozono ambiente, recomendando no superar los 100 µg/m3 como media diaria, ya que concentraciones mayores pueden provocar desde tos e irritación hasta reducción de la función pulmonar y mayor mortalidad en personas sensibles.

Reacciones químicas clave en la destrucción del ozono

La destrucción acelerada del ozono en la estratosfera se debe fundamentalmente a ciclos catalíticos en los que participan especies químicas reactivas. Estas reacciones son esenciales para entender cómo se produce la pérdida de ozono y qué agentes las aceleran.

  • Radicales halogenados (Cl, Br, ClO, BrO)
  • Radicales de nitrógeno (NO, NO2)
  • Radicales hidroxilo (OH) y peroxilo (HO2)

Las que tienen mayor impacto en la destrucción del ozono son las reacciones asociadas al ClO y BrO. Los ciclos catalíticos permiten que una misma molécula de cloro o bromo destruya miles e incluso hasta 100.000 moléculas de ozono antes de ser removida o neutralizada.

Puedes consultar sobre las capas de la atmósfera y su influencia en el ozono.

Medición y monitoreo de la capa de ozono

La medición del ozono en la atmósfera se realiza fundamentalmente mediante el parámetro “Unidad Dobson” (UD), que expresa el espesor que ocuparía el ozono total si se comprimiera a condiciones normales de presión y temperatura. Una UD equivale a 2,69 × 1020 moléculas de ozono por metro cuadrado.

Los perfiles verticales del ozono se obtienen con ozonosondas y satélites equipados con espectrofotómetros, como el GOMOS instalado en el Envisat. Los valores normales varían entre 200 y 500 UD, con un promedio global cercano a las 300 UD.

Acciones internacionales: el Protocolo de Montreal y la Enmienda de Kigali

La gravedad del problema del agotamiento de la capa de ozono provocó una acción internacional sin precedentes. En 1985 se firmó el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono, abriendo el camino a la adopción del Protocolo de Montreal en 1987. Casi todos los países del mundo han ratificado los acuerdos que prohíben o regulan estrictamente la producción y consumo de sustancias que agotan el ozono (SAO).

El éxito del Protocolo de Montreal ha sido rotundo: la eliminación progresiva de los CFCs, halones y otros compuestos permitió detener el descenso y comenzar la recuperación de la capa de ozono desde principios del siglo XXI. Aún así, hay sustitutos como los HCFC y los HFC que continúan requiriendo regulación adicional, especialmente por su capacidad de contribuir al calentamiento global.

La cooperación internacional ha sido clave para proteger la capa de ozono.

Recuperación de la capa de ozono y perspectivas de futuro

agujero capa de ozono

Las últimas mediciones muestran una tendencia positiva hacia la recuperación de la capa de ozono, aunque este proceso será lento debido a la larga vida de los compuestos emisores en la atmósfera. Se estima que, si continúan las políticas actuales, se podría alcanzar una recuperación completa de los niveles pre-1980 alrededor del año 2075.

El cambio climático también influye en la recuperación, ya que el aumento de gases de efecto invernadero podría modificar la circulación estratosférica y la temperatura, afectando la distribución del ozono. La cooperación internacional y las políticas ambientales estrictas son esenciales para mantener y acelerar esta tendencia.

Qué podemos hacer como ciudadanos para proteger la capa de ozono

Todos podemos contribuir al cuidado de la capa de ozono mediante pequeñas acciones cotidianas y la adopción de hábitos responsables:

  • Elige productos etiquetados como “libres de CFC” o “amigables con la capa de ozono”.
  • Prefiere extintores y sistemas de refrigeración que no contengan halones, CFCs ni HCFCs.
  • Evita el uso de aerosoles con propelentes dañinos; existen fórmulas en crema, barra o spray mecánico.
  • Mantén tus equipos de refrigeración y aire acondicionado en buen estado y acude a técnicos acreditados para su mantenimiento.
  • No utilices bromuro de metilo para fumigación doméstica o agrícola.
  • Reduce el uso del coche, utiliza transporte público, camina o recurre a la bicicleta.
  • Comparte la importancia del tema en tu círculo familiar, educativo y laboral.
  • Participa en campañas y actividades para concienciar sobre la protección del medio ambiente.

El papel de la educación y la concienciación social

La educación ambiental es un elemento clave para lograr la protección de la capa de ozono. Informar y formar a las nuevas generaciones sobre la importancia de este escudo natural, los riesgos asociados a su deterioro y las acciones necesarias para prevenirlo es esencial para evitar que se repitan los errores del pasado.

Las instituciones educativas, los medios de comunicación y las organizaciones sociales juegan un papel fundamental en la difusión de información y la generación de conciencia colectiva.

Cada persona informada suma en la defensa de nuestro planeta.

La química de la capa de ozono es una muestra de la complejidad y fragilidad de los grandes sistemas ambientales que sostienen la vida. Aunque los desafíos han sido enormes, la humanidad ha demostrado que la cooperación internacional y el compromiso ciudadano pueden revertir tendencias peligrosas. Sin embargo, el éxito no está garantizado: dependerá de mantener la vigilancia, la innovación y la responsabilidad compartida en cada decisión que afecte a nuestro entorno.

Paco Gil

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