El verano en España se caracteriza por temperaturas muy elevadas, lo que lleva a locales y turistas a buscar alternativas más frescas y naturales más allá de las tradicionales playas: entre las opciones, destacan los lagos y ríos del interior. Sin embargo, aunque bañarse en estos entornos puede ser una experiencia refrescante y atractiva, no está exenta de peligros si no se toman las precauciones oportunas.
En los últimos días, tanto la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) como medios especializados han emitido recordatorios y advertencias sobre las prácticas y riesgos asociados al baño en lagos y ríos. El número de incidentes aumenta con la llegada del calor y la afluencia de bañistas, especialmente cuando se subestima la naturaleza del entorno o se desconoce el estado real de las aguas.
Recomendaciones y advertencias para un baño seguro en lagos
La CHE insiste en la importancia de optar por zonas de baño oficiales, declaradas por las comunidades autónomas, donde se controla periódicamente la calidad del agua y se establecen medidas de seguridad para los usuarios. Estos espacios cuentan con servicios básicos y señalización adecuada, factores que reducen notablemente los riesgos frente a áreas no habilitadas.
Por norma general, el baño en lagos y ríos es libre en el Dominio Público Hidráulico, pero en espacios cercanos a presas, órganos de desagüe, canales, balsas y ciertos lugares protegidos, está terminantemente prohibido o desaconsejado. Existen riesgos especiales bajo centrales hidroeléctricas, donde variaciones bruscas del caudal pueden poner en peligro la vida de los bañistas.
Los principales riesgos: lo que puede ocurrir en un lago
Las autoridades y medios extranjeros dirigidos a turistas han subrayado que los lagos españoles no siempre son tan seguros como parecen. El desconocimiento sobre el terreno —desde ramas sumergidas hasta restos de basura, animales acuáticos y corrientes inesperadas— puede provocar accidentes graves. No siempre se puede ver qué hay bajo el agua y las lesiones por cortes, golpes o atrapamientos no son infrecuentes. Sumado a todo esto, la presencia de algas tóxicas o la temperatura fría y cambiante del agua pueden suponer un problema adicional para quienes no estén prevenidos.
El exceso de confianza puede llevar a imprudencias, como saltar desde alturas o adentrarse en zonas poco conocidas, lo que incrementa la posibilidad de tener que pedir auxilio en situaciones complicadas. Un caso reciente en Andalucía, donde una bañista pidió auxilio tras caer por un barranco, ilustra los peligros reales a los que se enfrentan los bañistas en estos entornos naturales.
Consejos prácticos para evitar accidentes
La principal recomendación es utilizar las zonas de baño señalizadas y evitar siempre áreas prohibidas o con advertencias específicas. Debe evitarse el baño en lugares cercanos a infraestructuras hidráulicas y nunca saltar desde rocas, árboles o puentes al agua sin conocer su profundidad o lo que pueda haber sumergido.
Si se opta por bañarse en un lago apartado, es fundamental hacerlo acompañado y avisar a alguien de la ubicación. Observar el entorno, evitar zonas con algas desconocidas y prestar atención a posibles cambios en el caudal o temperatura también ayuda a disfrutar del entorno sin complicaciones.
El baño en lagos y ríos puede ser seguro si se toman las precauciones adecuadas, se respeta la normativa y se prioriza la sensatez ante todo. Disfrutar de estos espacios naturales es una excelente opción ante las altas temperaturas, siempre que la responsabilidad y la prudencia acompañen cada chapuzón.