Durante siglos, marineros y exploradores de todo el mundo han usado las estrellas para guiarse en sus viajes. Por ejemplo, usando la estrella polar para saber dónde está el norte, o utilizando inventos como el astrolabio, el sextante o el kamal árabe.
Cada primavera, miles de millones de estas polillas escapan del calor del sureste de Australia y migran hasta 1 000 kilómetros
Pero esta capacidad astronómica no es exclusiva de los seres humanos. Otras especies también se guían gracias a las estrellas, como algunos pájaros y focas. Ahora, un nuevo estudio publicado en Nature revela que las polillas australianas Agrotis infusa también son capaces de hacerlo.
Cada primavera, miles de millones de estas polillas escapan del calor del sureste de Australia y migran hasta 1 000 kilómetros para refugiarse en cuevas de los Alpes australianos. Allí permanecen inactivas hasta el otoño, cuando regresan a sus lugares de cría para reproducirse y morir.
Investigaciones anteriores ya habían demostrado que estos insectos perciben el campo magnético de la Tierra y que, junto a puntos de referencia visuales, les ayuda a llegar a su destino. Lo que ha averiguado el trabajo liderado por la Universidad de Lund (Suecia) es que las referencias visuales se encuentran en el cielo.
Un simulador de vuelo para polillas
David Dreyer, investigador de la universidad sueca y uno de los autores del estudio, explica a SINC que para el trabajo utilizaron un simulador de vuelo para polillas. “En él, imitábamos cómo sería un vuelo migratorio y proyectábamos una imagen tenue de un cielo en una pantalla mientras la polilla volaba”, cuenta Dreyer.
El simulador de vuelo estaba integrado en un sistema de bobinas en 3D que permitía a los investigadores crear un campo magnético cero (un vacío magnético), y así separar la información magnética de la información que obtenían de las estrellas.
“Resultó que estos insectos eran capaces de dirigir el rumbo gracias a las estrellas hacia la dirección que les tocaba según la estación, y se desorientaban cuando les presentábamos una imagen proyectada en la que las estrellas estaban orientadas al azar”, añade el autor.
Las polillas se desorientaban cuando les presentábamos una imagen proyectada en la que las estrellas estaban orientadas al azar
David Dreyer, investigador Univ. Lund
Además, el equipo investigador identificó que zonas del cerebro de las polillas estaban implicadas en el proceso gracias al uso de electrodos. En concreto, se activaban los lóbulos ópticos (información visual), el complejo central (centro de integración de la información relacionada con la navegación) y los lóbulos accesorios laterales, que reciben información del complejo central y envían órdenes a las motoneuronas. Estas neuronas respondieron específicamente a las rotaciones del cielo nocturno.
Lo que aún sigue sin esclarecerse, según los investigadores, es qué estructuras específicas utilizan para guiarse. “Aún sabemos si detectan grupos de estrellas, el eje de la Vía Láctea o elementos muy brillantes como la nebulosa Carina”, dice Dreyer, que deja esta incógnita para futuras investigaciones.
Lo que sí que sospecha es que Agrotis infusa no es la única especie que tiene esta capacidad astronómica. “Es bastante probable que otras especies de polillas e incluso otros grupos de insectos utilicen el cielo estrellado como brújula o sean magnetosensibles”, opina.
Referencia:
Eric Warrant, David Dreyer, Andrea Adden et al. “Bogong moths use a stellar compass for long-distance navigation at night”. Nature (2025).
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