Inicio » Clima » Acusan a la NASA de ocultar datos del cometa 3I/ATLAS

Cometa 3I/ATLAS

Un intenso debate ha sacudido a la comunidad espacial por las acusaciones de Avi Loeb, profesor de Harvard, de que la NASA estaría reteniendo datos clave sobre el objeto interestelar 3I/ATLAS. La controversia gira en torno a una imagen obtenida por la cámara HiRISE del orbitador Mars Reconnaissance Orbiter, que, según el científico, no ha sido publicada.

Mientras la agencia insiste en que 3I/ATLAS se comporta como un cometa y no representa peligro alguno, la discusión ha escalado en medios y redes. En Europa, equipos de la ESA y observatorios asociados siguen de cerca el caso, poniendo el foco en la transparencia y los plazos de liberación de datos científicos.

Qué sabemos del 3I/ATLAS

3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar identificado tras ʻOumuamua (2017) y Borisov (2019). Fue detectado en julio por el sistema ATLAS, y desde entonces los modelos orbitales indican una trayectoria hiperbólica, propia de un visitante de fuera del Sistema Solar.

La acusación de Loeb y la imagen de HiRISE

El núcleo del desencuentro es una fotografía tomada el 2 de octubre por HiRISE, a bordo del Mars Reconnaissance Orbiter, cuando el objeto pasó relativamente cerca de la órbita de Marte. Loeb afirma haber solicitado formalmente los datos al equipo científico y no haber recibido respuesta, algo que, en su opinión, entorpece la verificación independiente.

En paralelo, voces escépticas como la de Brian Cox recuerdan que supuestas “anomalías” (como variaciones de brillo o dirección) suelen explicarse por procesos cometarios naturales, incluidos chorros de gas y polvo al calentarse al Sol. La metodología, sostienen, requiere datos completos y calibrados antes de emitir veredictos rotundos.

¿Encubrimiento o simple atasco burocrático?

Las peticiones de datos de instrumentos interplanetarios suelen dilatarse semanas, especialmente si coinciden con periodos administrativos complicados. La polémica estalló en medio de un parón gubernamental en EE. UU., circunstancia que pudo ralentizar trámites y comunicaciones en agencias federales como la NASA.

Además, HiRISE no está diseñada para seguir objetos que cruzan el Sistema Solar interior a gran velocidad; sus capacidades, aunque notables, tienen limitaciones ópticas y de seguimiento. Desde la NASA se ha reiterado que el 3I/ATLAS “no supone amenaza” y que su comportamiento es compatible con el de un cometa activo.

Europa toma posiciones

La Agencia Espacial Europea (ESA) y observatorios del consorcio europeo, como los gestionados por ESO, han reforzado el seguimiento con campañas coordinadas desde el hemisferio sur y otras latitudes. El objetivo es afinar fotometría, color y tasas de desgasificación, aportando contexto independiente al conjunto de mediciones globales.

En la comunidad científica europea se subraya la necesidad de que los archivos estén disponibles con calibración y metadatos completos, para que equipos académicos puedan contrastar hipótesis bajo estándares reproducibles. Esa cultura de datos abiertos es vista como la mejor vacuna frente a especulaciones mediáticas.

¿Qué hay de las supuestas “anomalías”?

Algunas crónicas han destacado un chorro de material orientado hacia el Sol, una suerte de “anticola”, que posteriormente habría evolucionado hacia una cola convencional. Este tipo de geometrías pueden darse por efectos de perspectiva, dinámica del polvo y variaciones en la actividad cometaria.

Sobre composición y cambios de color, los especialistas piden cautela: sin espectros y reducción homogénea, atribuir comportamientos “no naturales” es prematuro. La explicación por desgasificación de hielos volátiles y fragmentación del núcleo sigue siendo, hoy por hoy, la hipótesis de trabajo más parsimoniosa.

Fechas clave y seguridad

El paso por el perihelio se produjo a finales de octubre y el máximo acercamiento a la Tierra se sitúa en diciembre, a más de 700 veces la distancia lunar. Las efemérides confirman que no hay trayectorias de riesgo y que el objeto volverá al espacio interestelar tras su visita.

Para Europa, este tránsito es una oportunidad de oro para ensayar protocolos de alerta y coordinación entre agencias y observatorios. La obtención y liberación ordenada de datos mejora la preparación ante futuros visitantes interestelares y refuerza la cooperación internacional.

Más allá del ruido, el caso ha puesto en primer plano la transparencia en ciencia: Loeb reclama acceso inmediato a una imagen concreta; la NASA afirma que el 3I/ATLAS es un cometa y que no hay nada que ocultar; la ESA y centros europeos piden datos robustos y verificables. Entre esas tres fuerzas —exigencia pública, cautela institucional y método científico— se está escribiendo la historia de este visitante de otra estrella.