
Una nueva fase eruptiva del volcán Kilauea, en la Isla Grande de Hawái, ha dejado imágenes espectaculares con chorros de lava superiores a los 450 metros y una figura incandescente que recordaba a un ala desplegada sobre la cumbre.
Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), la actividad se concentra en la caldera de Halemaʻumaʻu, dentro del Parque Nacional de los Volcanes de Hawái, y está bajo monitorización continua por posibles variaciones en el flujo de lava y en la emisión de gases.
Qué ha ocurrido en Kilauea
El episodio comenzó en la zona somital, donde se observaron múltiples fuentes de lava activas de manera simultánea. La luminiscencia fue visible a varios kilómetros y las columnas incandescentes dibujaron la ya famosa forma de “ala” que se viralizó en redes sociales.
Las estimaciones de altura sitúan las fuentes por encima de los 450 metros, superando el evento anterior, en el que se alcanzaron unos 335 metros. De acuerdo con los reportes, se trata del episodio eruptivo número 37 desde diciembre de 2024, tras una secuencia reciente que incluyó los episodios 34, 35 y 36 en apenas mes y medio.
Los observadores documentaron luminiscencia en las aberturas norte y sur del cráter y picos de sacudidas sísmicas cada 5–10 minutos, coherentes con la dinámica de presurización y alivio del sistema magmático somital.

Antecedentes y actividad reciente
El Kilauea es uno de los volcanes más activos del planeta: estuvo en erupción de forma casi continua entre 1983 y 2018, albergó un lago de lava en Halemaʻumaʻu entre 2008 y 2018 y protagonizó en 2018 su mayor evento en la Zona de Rift. Desde diciembre de 2020, varias erupciones en la cima han generado lagos de lava que van colmando la zona de colapso, y aproximadamente el 90% del edificio volcánico está cubierto por flujos con menos de 1.100 años.
- Erupción casi continua entre 1983 y 2018.
- Lago de lava en la cumbre entre 2008 y 2018.
- Mayor erupción reciente en la Zona de Rift en 2018.
- Renovada actividad somital desde 2020 con formación de lagos de lava.
En el último año, los inclinómetros han detectado inflación persistente en la cumbre, indicio de aporte magmático. Los modelos internos del USGS apuntaban a la posibilidad de nuevos episodios cercanos en el tiempo, un patrón que encaja con la sucesión de eventos observada desde finales de 2024.
Impacto y medidas de seguridad
Por ahora la actividad se mantiene contenida en la caldera y no hay un para comunidades cercanas; aun así, las autoridades subrayan que el comportamiento del volcán puede cambiar en minutos.
Se recomienda a residentes y visitantes evitar las zonas cerradas y seguir los avisos oficiales. La emisión de dióxido de azufre puede degradar la calidad del aire (vog), especialmente bajo ciertas condiciones de viento, por lo que se pide precaución a personas sensibles.
El nivel de alerta permanece en naranja y no se observa, de momento, emisión significativa de ceniza que afecte a la aviación. El Parque Nacional mantiene restricciones en los sectores próximos a la cumbre mientras continúa el monitoreo.
Cómo se explica la “ala” de lava
La morfología observada se asocia a dos fuentes de lava sincronizadas que brotan desde fisuras próximas y ascienden de forma casi paralela, generando la sensación de un ala incandescente. Este comportamiento responde al ascenso de magma menos denso que las rocas que lo rodean y a la configuración de conductos somitales en Halemaʻumaʻu.
Las oscilaciones de presión interna se reflejan en variaciones en la altura de las fuentes, junto con episodios de tremor volcánico que encajan con la señal sísmica registrada en intervalos de pocos minutos.
Implicaciones para España y Europa
La erupción no tiene efectos directos en la península ni en el espacio aéreo europeo, y no se esperan alteraciones en rutas transcontinentales asociadas a cenizas, dado que el evento está confinado y sin pluma significativa. Viajeros europeos con destino Hawái deben atender a los avisos del USGS y del Parque Nacional, además de las recomendaciones sanitarias por gases volcánicos en áreas cercanas.
Este episodio vuelve a poner el foco en la vigilancia instrumental y en la comunicación de riesgos, aspectos clave que también se aplican en Europa para volcanes activos como Etna, Stromboli o los sistemas canarios.
Con las fuentes de lava superando los 450 metros y actividad circunscrita a la cumbre de Halemaʻumaʻu, el Kilauea confirma su elevada dinamismo reciente: monitorización continua del USGS, cierre de áreas del parque, gases a considerar y un historial que respalda la cautela, sin indicios de impacto inmediato fuera del entorno del volcán.











