Los terremotos continúan siendo uno de los grandes fenómenos naturales que más inquietud generan en todo el mundo. Desde Japón hasta el Mediterráneo, la actividad sísmica reciente y los avances en su estudio han situado este riesgo geológico en el punto de mira de la ciencia, la ciudadanía y las administraciones públicas. Nuevos hallazgos científicos y ciertos episodios recientes en zonas históricamente activas están renovando el interés y la preocupación por el impacto de los temblores.
Japón, un país acostumbrado a convivir con los seísmos, se enfrenta a una oleada de movimientos telúricos y rumores que han afectado desde el turismo hasta la percepción pública del riesgo. En paralelo, la investigación internacional arroja luz sobre el funcionamiento de las fallas, la geología profunda y las estrategias más eficaces para anticipar y mitigar los daños causados por los terremotos.
Ola de terremotos en el sudoeste de Japón: vigilancia y evacuaciones
En las últimas semanas, la cadena de islas Tokara, ubicada al sudoeste de Japón, ha registrado más de un millar de terremotos en apenas dos semanas, con magnitudes de hasta 5,5 en la escala nipona. La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) ha emitido alertas y, en momentos de mayor intensidad, se ha ordenado la evacuación temporal de más de 80 personas, aunque no se han notificado daños significativos. La población local mantiene la cautela ante posibles réplicas y la incertidumbre sobre nuevos episodios de mayor intensidad.
Este incremento en la actividad ha generado un notable descenso en las reservas turísticas nacionales e internacionales, alimentado en parte por especulaciones y leyendas urbanas, como la predicción de un hipotético «supertsunami» inspirada en obras populares. Las autoridades insisten en que, pese al aumento de la sismicidad, las predicciones categóricas no son posibles y apelan a la información científica verificada.
¿Se pueden predecir los terremotos? El debate permanece abierto
La predicción exacta de un terremoto en cuanto a lugar, fecha y magnitud sigue siendo una meta inalcanzada para la ciencia actual. Los expertos destacan que, aunque se ha avanzado en la monitorización de fallas y movimientos sísmicos, lo único posible es mejorar la anticipación del impacto y dar alertas tempranas ante inminentes ondas sísmicas, lo que puede permitir ganar segundos valiosos. Sistemas de vigilancia con centenares de estaciones repartidas por regiones activas como la Península Ibérica y el Pacífico brindan información crucial para entender el comportamiento de las placas tectónicas.
No han aumentado necesariamente el número de terremotos, pero su magnitud y los daños potenciales en algunas zonas han crecido en los últimos años. En cualquier caso, las infraestructuras de países como Japón están diseñadas específicamente para soportar estos eventos y mitigar su impacto.
El papel de la arqueosismología: mirando al pasado para preparar el futuro
La arqueosismología, una disciplina que une la sismología y la arqueología, permite reconstruir la historia sísmica de regiones como el sur de España y Portugal. Ejemplos como Baelo Claudia en Tarifa demuestran cómo antiguos terremotos y tsunamis alteraron para siempre ciudades históricas. Gracias a proyectos científicos como QTECTIBERIA, liderados por la Universidad de Salamanca y el IGME, se han identificado e investigado movimientos sísmicos de épocas romana, fenicia y neolítica que marcaron el desarrollo y declive de distintos asentamientos en la Península Ibérica. Además, en el estudio de la historia sísmica, la revisión de registros históricos y modernos se complementa con la arqueosismología para comprender mejor los patrones de actividad sísmica en la región.
Estudiar estos registros pasados permite diseñar normativas sismorresistentes y optimizar la preparación frente a futuros desastres. Además, ayuda a determinar los periodos de recurrencia de los grandes seísmos y ajustar los mapas de peligrosidad sísmica de cada región.
Terremotos lentos: el enigma que puede ayudar a reducir el riesgo de tsunamis
Uno de los avances más recientes en el estudio de terremotos es la detección de los llamados “terremotos lentos” o de deslizamiento lento, especialmente en zonas de subducción como la Falla de Nankai, al sur de Japón. Estos eventos se caracterizan por una liberación de energía a lo largo de varias semanas, en vez de unos pocos segundos como los sismos habituales, y no suelen provocar daños visibles ni tsunamis inmediatos.
Investigaciones recientes han comprobado la existencia de estos deslizamientos lentos en regiones donde la presión de fluidos subterráneos es especialmente alta. Este comportamiento actúa como un “amortiguador natural”, descargando parte de la energía acumulada en la placa tectónica. Sin embargo, preocupa a los científicos que otras grandes fallas, como la de Cascadia en América del Norte, permanezcan bloqueadas y acumulando tensión, lo que podría aumentar el riesgo de grandes terremotos y tsunamis en el futuro.
La capacidad de registrar estos movimientos “silenciosos” con sensores submarinos de alta precisión está revolucionando la vigilancia sísmica y abriendo nuevas vías para estimar el potencial destructivo de futuras catástrofes.
Historia, ciencia y percepciones populares ante los terremotos
El temor que generan los terremotos ha dado lugar a innumerables leyendas, mitos y explicaciones populares a lo largo de la historia. Personajes como la “profeta” Ryo Tatsuki y la creencia en presagios antes de grandes seísmos circulan en la sociedad, especialmente en momentos de alta actividad sísmica. Sin embargo, la comunidad científica recalca que la única vía fiable para reducir el impacto de los terremotos es avanzar en su comprensión, mejorar la resiliencia de las infraestructuras y potenciar la preparación ciudadana. Para profundizar sobre los mitos y realidades, te recomendamos consultar también nuestro artículo sobre mitos y verdades en torno a los terremotos.
Por ejemplo, los últimos datos del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) permiten consultar en tiempo real la ubicación, magnitud y frecuencia de los terremotos en todo el planeta, e ilustran el desafío global que supone la actividad sísmica.
La medición de terremotos se realiza habitualmente con la Escala de Richter, aunque existen otros sistemas como la de Magnitud de Momento o la de Mercalli Modificada, que evalúan diferentes parámetros del temblor y sus consecuencias.
Con el apoyo de la ciencia y la tecnología, la humanidad está cada vez mejor preparada para registrar, analizar y mitigar los riesgos derivados de los terremotos. Sin embargo, la imprevisibilidad de estos fenómenos y el peso de la memoria colectiva siguen haciendo de los movimientos sísmicos un asunto de máxima relevancia en todo el mundo.